A la eterna espera del dólar diferencial

El ministro de Economía, Sergio Massa, finalmente anunció que implementará un dólar agro diferencial, que nuclee las exportaciones del trabajo agrícola. Será un tipo de cambio temporal subsidiado para el vino y otros productos, como un desesperado intento de dar un impulso a las exportaciones y las reservas de divisas. En principio, regirá a partir de mayo y se extenderá por 90 días, mientras en el caso de la soja será por 30, como una estrategia de liquidar el remanente del año pasado.

El mismo ministro Massa había anunciado primeramente en noviembre un dólar “Malbec o vino”, que establecía medidas compensatorias para paliar las dramáticas pérdidas que dejaran diferentes inclemencias climáticas sobre las provincias vitivinícolas. Asimismo, junto con el INV y los gobiernos provinciales, estableció un paquete de medidas de “rescate” para salvar este sector productivo. Hasta ahora, nada de eso se cumplió; incluso el dólar “Malbec” se preveía que se comenzara a poner en funcionamiento a partir de abril, por ser la temporada fuerte de exportaciones de la cosecha realizada en febrero/marzo.

Finalmente, este anuncio del “dólar agro” llegó de manera tardía y para retrasar aquellas medidas económicas que sólo quedaron en intentos desesperados de apaciguar el ya hastío que sufre todo el sector productivo de la Argentina. Este precio diferencial será implementado en economías regionales, como el maní, el arroz y la vitivinicultura, productos de exportación que, a diferencia de la soja, sí tienen mercado interno y son consumidos por los argentinos.

Y aunque las exportaciones de vino por sí solas no inclinarían significativamente la balanza económica de la Argentina, ya que ascienden a poco más de US$1.000 millones anuales, lo que busca el Gobierno es sacar rédito de cada dólar que pueda ingresar para abultar las reservas del Banco Central, que han alcanzado el nivel más bajo desde 2016, con la módica suma de US$36.600 millones en la actualidad.

Sin embargo, este esquema de dólar diferencial para la exportación de productos de las economías regionales aún no tiene definiciones claras en término de números y reglas de funcionamiento, aunque se habla de manera extraoficial que rondaría los 300 pesos argentinos. Por el momento y con los antecedentes de aquellos anuncios vociferados con bombos y platillos jamás cumplidos, nos queda esperar escépticos a que algún día finalmente se concreten.

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