Análisis: Maniobras especulativas ante la “alarmante” importación de vinos

En pleno debate por la formación de precios para la uva y el vino, empresas multinacionales como Peñaflor arremeten contra el esfuerzo de los productores para pelear el valor base de la uva, al concretar la importación de 600 mil litros de varietales. Si bien son aquellos que no se producen en Argentina desde hace años, la razón radica justamente en que cuando sí se cultivaba, fueron los mismos bodegueros quienes pelearon su consideración a partir de un valor de uva común, que llevó a pérdidas en aquellos productores que apostaban a ellas.

Pero la real indignación de esta Mesa Vitícola de San Juan radica en lo que se considera una maniobra especulativa pura y de manipulación de la información para generar incertidumbre, tanto en el productor de uva como en el industrial que la adquiere. Precisamente, la “noticia” de Peñaflor se divulga un día después de la esperanzadora negociación que provocó el destrabe de la aplicación de las medidas compensatorias impuestas por el Gobierno de EE. UU. para la exportación de mosto concentrado con destino a aquel país. Y es que saber que grandes empresas logran precios diferenciales gracias a la importación, perjudica seriamente al mercado interno.

La clave está en ser contemplativo de que los precios de la uva, inevitablemente, se van a tonificar. La primera razón radica en comprender que los fenómenos climáticos que sucedieron en Argentina desde noviembre hasta la fecha se reflejan en la drástica merma en la producción que, según el informe del INV, data entre un 14% a 20% respecto al año anterior; sumados a los costos de producción. Además, como bien se mencionó anteriormente, la compra de varietales y la cantidad de litros importados no es significativa, puesto que son acciones que ya se venían haciendo por no encontrar esas variedades en el mercado interno.

Otro dato relevante es que, curiosamente, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) no ha brindado un informe sobre los números reales en cuanto a la importación, acto que se hizo por última vez en 2018. Es decir, quiénes importan, la cantidad de litros, las variedades, origen, etc.

Sin embargo, lo que más lastima la confianza de los productores es la sensación de impunidad de funcionarios nacionales y provinciales, que llegaron a promulgar abiertamente el compromiso de “no importar” para salvaguardar a la cadena de la uva en Argentina. Fue justamente el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, quien en menos de un mes empeñara su palabra en esa promesa, junto a un extenso paquete de medidas compensatorias para salvar la crisis que vive todo el sector productivo a lo ancho del país; medidas que aún hoy no vemos sus frutos. Incluso, el presidente del INV, Matías Hinojosa, aseguró públicamente que esta línea jamás se cruzaría, justamente para resguardar el precio base de la uva que pelea el productor.

Sin ir más lejos, las alarmas mediáticas encendidas en cuanto a la importación de vino hacen ruido. Primeramente, porque esta acción en cuanto a valores no es profundamente significativa para quienes vienen trabajando los viñedos por décadas, dado que conocen la evolución de las negociaciones y el manejo de las bodegas. En segunda medida, porque se da oportunamente cuando se resolvió el conflicto por el mosto, cuya elaboración se lleva más del 20% de la cosecha anual de uva; un porcentaje que en 2023 hacía la diferencia para los bodegueros en lo que se considera la vendimia más desastrosa en lo que va del Siglo XXI. Asimismo, esta escalada también se tradujo en el precio de venta del litro de mosto sulfitado, que pasó de 80 pesos argentinos en diciembre de 2022, a 120 en febrero en curso.

Por ello, consideramos que estas acciones son fundamentalmente especulativas y alentamos a los productores a seguir sosteniendo la defensa del precio de su trabajo, a pelear por la competitividad del sector.

× ¿Cómo puedo ayudarte?