El informe publicado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) sobre la Estimación de Producción de uvas 2023 (Zona norte) es una evidencia más de la crisis que atraviesa el sector productivo de la uva en toda la Argentina. El estudio brinda una estimación de la cosecha en las provincias de San Juan, La Rioja, Catamarca y Salta; hacia mediados de febrero serán difundidas las estadísticas de Mendoza, Neuquén y Rio Negro.
El Ing. Agr. Nicolás Yanzón es miembro de la Mesa Vitícola de San Juan y participó en análisis de datos que brindó el INV y el INTA para hacer esta estimación. Informó que, para el caso de San Juan, se tuvieron en cuenta las doce parcelas asignadas desde hace ya 3 años. Estas parcelas están ubicadas en el departamento de Sarmiento, de las cuales, por su magnitud, están distribuidas entre Cochagual y Colonia Fiscal (Norte), Tres Esquinas (Centro) y San Carlos (Sur). Dentro de esas doce parcelas, hay cuatro que no se tuvieron en cuenta los dato, ya que en el año 2022 tuvieron una caída de granizo con pérdidas prácticamente totales. Por lo tanto, como la estimación se toma en cuenta en porcentaje de producción respecto al año anterior, darían datos poco representativos.
“De las ocho parcelas restantes, de las cuales estamos hablando un 80% de Cereza y el resto entre las variedades Bonarda y Pedro Ximénez, lo que hemos podido determinar es un 20% menos en la estimación respecto a la producción del año anterior”, concluyó. Lo que se observa, entonces, es una disminución notoria respecto al calibre de la baya, viendo en parte que, aún por ser enero, podría llegar a haber un crecimiento, en el mejor de los casos. Sin embargo, en el mismo período respecto del año pasado, se ve prácticamente un calibre entre un 20% a un 30% menos respecto al 2022.
Entonces, la merma real es de un 20% en promedio con un antecedente de una cosecha 2022 ya considerada mala. Según el relevamiento, en San Juan se calcula que se cosecharán poco más de 400 millones de kilos, mientras que en el 2022 se habían recolectado 470 millones de kilos. A esto se le suman las pérdidas causadas principalmente por el factor climático; heladas, olas de calor, vientos inusuales, granizo y lluvias tardías de gran caudal que no dieron respiro al productor durante el último semestre.
Si se llegara a los valores máximos presentados por el INV (19%) y en concomitancia con el análisis expuesto por el Ing. Yanzón (20% a 30%), el pronóstico sería catastrófico e irremontable para la vendimia 2023.
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