El Instituto Nacional de Vitivincultura (INV) emitió los datos de estimación de producción de uva de las zonas centro y sur del país, completando así aquellos publicados previamente sobre la zona norte, en la que se incluyó San Juan. Cabe destacarse que se contemplaron los resultados recogidos hasta el 15 de febrero.
Este último informe generó gran expectativa en el sector, dado que Mendoza es el principal productor de uva de Argentina y, a partir de estos resultados, los bodegueros se sientan a negociar el precio final para todo el país. Según el INV, se estima una disminución del 23% promedio, en relación con la producción 2022 para la vecina provincia cuyana. Así, la cosecha total para el final de la vendimia 2023 se prevé en 15.352.900 qq, en disminución de lo que fueran los 19.368.030 qq del año anterior. La razón de ello se adjudica a la ocurrencia de heladas tardías y tormentas graniceras, además de la escasez hídrica que se ha repetido este año.
Sin embargo, los productores mendocinos entienden que la situación es más dramática de lo que publica el Instituto. Matías Manzanares, titular de la Asociación de Viñateros de Mendoza, afirmó que de las 90 muestras brindadas al INV como participación de la estimación, se prevé un daño de un 70% a 80% en algunas zonas, como San Rafael. En la zona de Chapanay, por ejemplo, hubo en 15 días dos tormentas graniceras que llegaron, incluso, a volar techos y tumbar árboles, con pérdidas totales en la producción, particularmente. En contraposición, otros productores de la zona este se espera que perciban mayor cosecha que el año pasado. “En total, estimamos entre un 28% a un 34% de merma, con un promedio de un 30%; por lo tanto, este 23% que lanza el INV consideramos que se ha quedado corto”, afirmó. Asimismo, añadió que los Ingenieros Agrónomos que trabajan junto a los productores confirman la dificultad que presenta el sector para hacer estimaciones precisas porque, producto de las heladas, se observa una enorme variabilidad en la cosecha. “Vemos racimos con gramos maduros y a su vez con otros muy chicos y verdes; segunda floración que también están verdes y chicos, mientras otros de la primera nunca llegaron a madurar; y hay racimos que se ven normales. A eso se le suma que, una vez en la balanza, lo que se ve sano está dando menos kilaje, producto de la deshidratación de los viñedos. Entonces, entendemos que en ese muestreo general es muy difícil hacer una estimación acertada; un 10% por error puede haber. Es la peor cosecha en 12 años”, concluyó.
Por su parte, Ernesto Tagliavini, representante de la Mesa de Enlace de Productores Agrícolas de Mendoza, confirmó la visión de Manzanares y trepó la cifra a un tope de un 35% de merma. “En las fincas que sufrieron heladas, se cosechó apenas de un 10% a un 40%, con la importancia de ser consideradas las zonas más productivas de Mendoza, entre los que está San Martín, Junín, Rivadavia, Lavalle, Santa Rosa; mientras aquellas que corrieron con mejor suerte en cuanto a las ocurrencias climáticas, alcanzaría un 50% a un 60% de producción”, afirmó. Tagliavini consideró que el INV se ha quedado muy corto con la estimación y auguró que “el resultado final lo dará la balanza”.
Otros productores aseguran que la merma respecto al 2022 es aún más dramática y hablan de un 40%, con una cosecha que apenas alcanzaría los 9.000.000 quintales. Incluso, si se toman periodos de tiempo mayores, en estos 12 años alcanzaría -34%, teniendo en cuenta el promedio con 2011, en el que la cosecha fue de más de 28 millones de quintales. Aquí no sólo puede adjudicarse la causa a las ocurrencias climáticas, sino que fueron políticas económicas totalmente disímiles, que generaron incertidumbre en muchos trabajadores y decidieron abandonar sus viñedos.