Por qué las medidas de Massa son una burla a las economías regionales

Lejos de dar alivio, el paquete de medidas comunicado por Sergio Massa, ministro de Economía, provocaron indignación en el sector productivo. En boca del Gobierno, se busca paliar el arrase que provocaron diferentes fenómenos climáticos a lo largo y ancho del país.

Pero aún llegó al hartazgo el rol pasivo y conformista que tomaron diferentes entidades nacionales que dicen representar a los trabajadores de la tierra, a los que realmente apuestan con su trabajo al sostenimiento del país.

Los productores reclaman tres puntos básicos que, pese a las numerables reuniones y entrevistas, parecen haber omitido completamente: eliminación de retenciones y cargas impositivas, unificación del tipo de cambio y apertura total de los mercados.

El primero de ellos radica en que hoy el productor tiene que pensar que un porcentaje considerable de su producción total se va en retenciones y percepciones impositivas, cuyo único fin es desmembrar cualquier mínima rentabilidad de quienes apuestan a invertir. Eliminar este tipo de recaudación por parte del Estado implicaría un significativo alivio que se traduciría en mayor inversión en nueva maquinaria e infraestructura que, no sólo mejoraría la productividad, sino que demandaría más puestos de trabajo en cada zona rural.

Por su parte, la unificación del tipo de cambio tiene que ver con la realidad que viven los productores al momento de vender. En el caso de la uva, la cosecha de hoy comienza a cobrarse en mayo o junio, en pesos. Si se contempla que aun se hace en cuotas, el valor de la producción hoy significará el 50% del total, tomando los índices de inflación que maneja Argentina. En caso de venta al exterior, el valor del dólar para la exportación de la uva representa un 50% del valor del dólar real. Ese 50% es, en definitiva, un impuesto más que paga el productor, sumado el pago de retenciones a la exportación y las cargas impositivas explicadas anteriormente. El entendimiento de este punto es irrisorio, si se toma en cuenta que el salvavidas del país son las exportaciones del campo.

Finalmente, las retenciones que aún perduran no sólo ponen trabas al momento de pensar en producir a gran escala; ni hablar en el caso de medianos productores, que implicaría una retención casi total de su rentabilidad. Además, las retenciones tienen el efecto de disminuir la cotización doméstica del bien al que alcanzan, incidiendo en el precio que percibe el productor.

Eduardo Sánchez es viticultor sanjuanino y directivo de la Asociación Argentina de Productores Agropecuarios (AAPA) y de la Mesa Vitícola de San Juan. Para él, las medidas de Massa son “para los que están detrás de un escritorio, no para los que productores que estamos en el campo; no sirven. Cuando no tenés rentabilidad, los créditos son humo; la emergencia agropecuaria yo la tengo desde noviembre, con todos los papeles presentados, y hasta ahora no he conseguido nada. El Estado está para sacar, no para ayudar, es una mentira, cualquier trámite se pierde en burocracia”, aseguró en una entrevista al diario Clarín. Agregó que si bien está de acuerdo en pagar si correspondiere el impuesto a las ganancias, “pensar en que me saquen de lo que produzco, es una locura”, manifestó.

Las medidas tomadas por el Gobierno nacional no hacen más que agravar la ya sentencia de muerte que viven las economías regionales. En el sector vitícola particularmente, más de 3000 productores decidieron abandonar la actividad por no considerarla mínimamente rentable. La expectativa del sector se ha reducido a salvar los costos de producción, una actitud que se reduce a intentar sostener la identidad y el orgullo de la región por la vitivinicultura.

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